Extremadura es sin lugar a dudas, una de las regiones que mayor interés gastronómico está despertando en los últimos años: jamones de bellota de la Dehesa, vinos de alta calidad, quesos de cabra y oveja de bien ganado prestigio (tortas del Casar y de la Serena, Ibores, etc), carnes de ovino, caprino y vacuno y unos aceites de calidad suprema que, por desgracia, aún no son suficientemente conocidos. El norte de Extremadura y su entorno más cercano ofrecen adicionalmente unos paisajes naturales únicos en Europa, por haber sabido cuidar unos ecosistemas originales en un contexto agropecuario de gestión extensiva y en comunión con la naturaleza.

Portugal queda a tan sólo 17 kms de distancia, pudiendo visitar lugares como el balneario de Monfortinho o las villas medievales fortificadas de Monsanto ("la aldea mais portuguesa de Portugal") y Sortelha.

Encumbradas en las alturas de la Sierra de Gata o encajonadas en sus valles se encuentran localidades como San Martín de Trevejo, Gata, Trevejo, Robledillo de Gata, Acebo, Hoyosque comparten una historia milenaria, una arquitectura de piedra y pizarra y el frescor en verano de sus piscinas naturales.

En lo gastronómico se puede disfrutar de sabrosas carnes de ganado autóctono y productos de la tierra, elaborados a partir de recetas tradicionales y siempre con el añadido del aceite de la zona, extraído de la variedad autóctona “Manzanilla Cacereña”.

Al norte de la Sierra de Gata se extienden los valles de Las Hurdes y de Las Batuecas, que ofrecen asimismo al visitante unos magníficos entornos naturales y una variada y original gastronomía.